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sábado, 8 de diciembre de 2018

Comentario al Evangelio II Domingo de Adviento (domingo 9 de diciembre) – Ciclo C – por Monseñor Joao S. Clá Dias, EP*

Monseñor Joao S. Clá Dias, EP
[…] Dios nos llevará hasta el final
El Evangelio de este 2º Domingo de Adviento, al mostrarnos la estrecha relación entre la conversión y la felicidad, nos propone un desafío. Por un lado, comprendemos la necesidad de poner en práctica las amonestaciones de San Juan Bautista, reformándonos espiritualmente. De otro, nos pesan las consecuencias del pecado original y de nuestros pecados actuales, y vemos cuán incapaces somos de llevar a cabo una reforma interior sin la fuerza de la gracia de Dios. ¡No conseguimos siquiera hacer digna penitencia por nuestras faltas! Es el desafío de la santidad, ante el cual se encuentra todo cristiano. Nos corresponde no desanimar nunca, sino creer con fe robusta que Él, habiendo comenzado en nosotros esa buena obra, la llevará a la perfección, según escribe San Pablo a los Filipenses en el pasaje escogido para la lectura de este domingo. (cf. Fi 1, 6). Tal obra se inicia con el Bautismo, cuando Dios introduce en el alma la gracia, haciéndola participar de la vida divina. Como una semilla, debe desarrollarse durante toda la existencia, "hasta alcanzar en cada uno de nosotros la plenitud que corresponda al grado de nuestra predestinación en Cristo".
San Juan Bautista
Hay obstáculos, sin embargo, que impiden su desarrollo... Son los montes, valles y demás sinuosidades colocadas por el propio hombre en el terreno de su alma, donde la gracia debería crecer. El deseo de quitar tales obstáculos, el empleo de todos los medios a nuestro alcance para eliminarlos y, sobre todo, la confianza en la omnipotencia divina son la contribución que la Providencia espera de nosotros en esta obra de perfección, cuyo autor y consumador es el propio Dios.
Como aliento de nuestra esperanza, volvamos nuestra mirada hacia la Santísima Virgen, Auxilio de los Cristianos, que a cada instante intercede por nosotros junto a su Divino Hijo. Todos los dones recibidos por nosotros nos fueron alcanzados por su mediación.
Profesor Plinio Correa de Oliveira
Ahora bien, "Ella no puede ser la Señora de las obras inacabadas. Ella es la Señora de las construcciones terminadas, de las grandes obras llevadas a término", afirma con unción el Prof. Plinio Corrêa de Oliveira. Nos queda, pues, abandonarnos a los maternales cuidados de María Santísima, seguros que Ella misma se encargará de conducir a la plenitud este osado emprendimiento de hacernos perfectos así como el Padre celestial es perfecto (cf. Mt 5, 48).

(Mons. Joao S. Clá Dias, EP in “Lo inédito sobre los Evangelios” Vol III, Librería Editrice Vaticana)

*Fundador de los Heraldos del Evangelio