Entreguémonos a Jesús sin
reservas
Aunque de sublime sencillez, las tres parábolas de este domingo están cargadas de significado y, sobre todo, de exigencias. Escucharlas implica una invitación a cambiar por completo de mentalidad, dándole a Dios el predominio absoluto que le es debido en cualquier estado de vida. Debemos sellar nuestros corazones con su amor y dedicarle únicamente a Él cada instante de nuestra vida, lo que requiere una actitud radical. Se vuelve necesario comprender, como se ha dicho antes, la existencia de tan sólo dos caminos —el de la salvación y el de la perdición— y, ante esta disyuntiva, empeñarse con todas las fuerzas interiores por alcanzar la anhelada meta del Paraíso celestial.