La parábola del fermento
33 Les dijo otra parábola: “El
Reino de los Cielos es semejante al fermento que una mujer mezcla en tres
medidas de harina hasta que todo está fermentando”.
Ciertos antiguos y conceptuados comentaristas juzgaron erróneamente, que esta parábola es una repetición de la anterior [del grano de mostaza]. Ellas tienen mucha afinidad entre sí, pero aquí Jesús tiene otro objetivo: “hasta que todo esté fermentado”. No se trata, por lo tanto, de la mera unión de la harina con el fermento, sino de la fuerza y del vigor en la capacidad de acción del elemento menor sobre el mayor. Del mismo modo el Reino de los Cielos tiene esta intensidad de penetración y transformación de las almas, fermentándolas con las enseñanzas evangélicas.
Esta última parábola muestra el
vigor interno que él posee para influenciar las almas.
Debemos creer en la fuerza de
expansión y de penetración de la Iglesia
Fueron de fácil asimilación
para los apóstoles las parábolas de la mostaza y del fermento; sin embargo, la
de la cizaña los dejó muy intrigados. Por esto quisieron saber su significado
exacto (vv. 36-43). El Divino Maestro insiste en el tema del fin del mundo y
del Juicio final, importante Novíssimo,
cuya meditación nos ayuda a evitar el pecado.
En su conjunto, la Liturgia de
este domingo enfatiza cuánto debemos creer en la fuerza de expansión y de
penetración de la Iglesia –sobre todo en los momentos de disminución de la
sensibilidad- sea individualmente, sea en relación a la Opinión Pública.
Con ojos de fe, esperanza y
caridad, pensemos en el período final del acontecer humano y preparémonos para
el día de la gran siega, dentro de una plena santidad de vida, costumbres y
relaciones sociales, de tal modo que, cuando llegue la hora, podamos “brillar
como el sol en el Reino de María”. ◊
Fuente: Monseñor João
S. Clá Dias, EP in “Lo inédito sobre
los Evangelios” Volumen I, Librería Editrice Vaticana.
Monseñor João S. Clá Dias, EP es fundador de los Heraldos del Evangelio.
Se autoriza su publicación citando la fuente.
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Texto del Evangelio según san Mateo 13, 24-43 AQUÍ
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