¡Es la Pascua del Señor!
Después de cuarenta días de espera y penitencia, acompañamos de cerca los dolores inenarrables de Nuestro Señor Jesucristo en la Semana Santa. Y finalmente celebramos la Resurrección del Señor –misterio esencial de nuestra Redención-, cuyas alegrías y aleluyas se extenderán durante cincuenta días, recordando el tiempo que Jesús estuvo junto a los suyos en la Tierra, hasta subir a los cielos, y el período en el cual la Santísima Virgen y los apóstoles aguardaron la venida del Espíritu Santo. Y un tiempo de júbilo, que significa el paso de la vida anterior, marcada por la culpa original, para la vida nueva traída por Jesús, abriendo las puertas del Cielo, que estaban cerradas para la humanidad.