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viernes, 29 de mayo de 2020

Comentario al Evangelio de la Solemnidad de Pentecostés (domingo 31 de mayo) por Mons. Joao Clá Dias, EP

I – La Iglesia por ocasión de Pentecostés.

Oración en una atmósfera de armonía y concordia

Como tantas otras fiestas litúrgicas, Pentecostés nos hace recordar uno de los grandes misterios de la fundación de la Iglesia por Jesús. Ella se encontraba en estado casi embrionario –alegóricamente, se podría compararla a una niña de tierna edad- reunida en torno de la Madre de Cristo. Allí en el Cenáculo, según nos relatan los Hechos de los Apóstoles en la primera lectura, sucedieron fenómenos místicos de excelsa magnitud, acompañados de manifestaciones sensibles de orden natural: ruido como de un viento impetuoso, lenguas de fuego, los discípulos expresándose en diversas lenguas sin haberlas aprendido antes.

viernes, 22 de mayo de 2020

Comentario al Evangelio - Solemnidad de la Ascención del Señor (domingo 24 de mayo) por Mons. João Clá Dias, EP

Al asumir nuestra carne, el Hijo de Dios quiso vivir entre nosotros para darnos el ejemplo de la plenitud de la perfección a la que desea elevarnos. La subida del Señor a los Cielos es también un punto de imitación. ¿Entonces, como será la nuestra?

jueves, 14 de mayo de 2020

Comentario al Evangelio - Domingo VI de Pascua (domingo 17 de mayo) por Mons. João S. Clá Dias, EP

La Santísima Virgen es visitada por el Espíritu Santo

El amor íntegro debe ser la causa del bien total.

Practicar el bien exige cumplir los Mandamientos de la Ley de Dios, sin admitir ninguna concesión al mal. Ahora bien, la condición para observar los preceptos divinos es la caridad. ¿Cómo alcanzar, entonces, este amor íntegro y sin mancha que nos conduce al bien total?

domingo, 10 de mayo de 2020

Comentario al Evangelio – V Domingo de Pascua (domingo 10 de mayo) por Mons. João Scognamiglio Clá Dias, EP


[…] III – Por la fe en el amor que recibimos, realizaremos maravillas.

El Evangelio de este 5° Domingo de Pascua nos llama a la confianza inquebrantable en el amor de Jesús por nosotros, capaz de establecer orden y tranquilidad en nuestros corazones, disipando todas las angustias.

Si nuestra fe en Él es robusta, nuestra inteligencia se dilatará, nuestro amor se fortalecerá y viviremos en la obediencia a Dios y en la disposición de servirlo hasta el holocausto. Si tenemos, sobre todo, el alma impregnada de admiración, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo estarán presentes en nosotros, y entonces podremos decir como San Pablo: “Yo vivo, pero ya no soy yo: es Cristo que vive en mi” (Gal 2,20).

viernes, 1 de mayo de 2020

Comentario al Evangelio – Domingo IV de Pascua (domingo 3 de mayo) por Mons. Joao S. Clá Dias, EP


[…] El Buen Pastor ama hasta a las ovejas miserables.

Es posible que nuestro examen de conciencia nos acuse de alguna vez haber adherido a los ladrones. Recordemos entonces, que Jesús ama tanto a sus ovejas que Él desea darles la vida, a pesar de ser miserables. Y una vida tan exuberante que supera la muerte merecida por el pecado de nuestros primeros padres y por nuestros propios pecados: “Donde abundó el pecado, superabundó la gracia” (Rm 5, 20).  Si queremos ser grandes en la santidad, reconozcamos nuestra incapacidad, para practicar la virtud y, atribuyendo a Dios todo el bien que hacemos, ofrezcámosle, confiados nuestra debilidad, porque el Buen Pastor se utiliza de ello para manifestar su poder, como Él afirmó a San Pablo: “es en la fragilidad que se revela totalmente mi fuerza” (II Cor 12, 9).