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sábado, 27 de abril de 2024

Comentario al Evangelio – V Domingo de Pascua (Ciclo B) por Mons. João S. Clá Dias, EP

Debemos ser verdaderos heraldos del Evangelio por la palabra y por el ejemplo

5 Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. Aquel que permanece en mí y yo en él, dará muchos frutos, porque sin mí nada podréis hacer.

Este es uno de los más categóricos versículos sobre nuestra absoluta dependencia de la gracia para obrar cualquier acto sobrenaturalmente meritorio. Ya en el Concilio Milevitano (416) y en el XVI Cartaginés (418) fue destacada esta afirmación de Jesús haciéndose notar que Él no dijo que es difícil hacer algo sin su concurso, sino que es imposible: “Sin mí, nada podréis hacer”.

domingo, 21 de abril de 2024

Comentario al Evangelio – IV Domingo de Pascua (Ciclo B) por Mons. João S. Clá Dias, EP

 
Un solo rebaño y un solo Pastor

Por los antecedentes y por todo el contexto en el cual ocurre, la presente parábola nos lleva a comprender la divina excelencia del Buen Pastor. Jesús no sólo conoce sino que efectivamente ama a sus ovejas desde toda la eternidad. Él las creó, una a una, y las redimió con su propia sangre, elevándolas a participar de su vida. Además, se dejó a sí mismo como alimento en la Eucaristía hasta la consumación de los siglos. Su trato para con el rebaño alcanza extremos inimaginables incluso para el más perfecto de los ángeles.

sábado, 13 de abril de 2024

Comentario al Evangelio – III Domingo de Pascua (Ciclo B) por Mons. João S. Clá Dias, EP

También la Iglesia vencerá después de su Pasión

En estos tiempos difíciles es menester que surjan nuevos profetas llenos del fuego del Espíritu Santo, hijos dóciles y fieles de la Santa Iglesia, nuestra amada Madre, a fin de romper, por medio de su palabra, de su ejemplo y de los signos que les será dado realizar, las capas de contaminación diabólica que embotan en un pragmatismo ciego y naturalista a las multitudes esparcidas por el orbe.

sábado, 6 de abril de 2024

Comentario al Evangelio – II Domingo de Pascua (Ciclo B) por Mons. João S. Clá Dias, EP

¡Cultivemos nuestra fe!

En efecto, según los gnósticos de la época [de Jesús], para obtener la salvación sólo bastaba con el conocimiento –gnosis- de ciertos secretos referentes al origen del universo y a la liberación del alma humana. Quien alcanzase este grado de conocimiento sería perfecto y estaría eximido de las buenas obras. O sea, la doctrina gnóstica importaba en la negación de la moral. Parafraseando el famoso dicho de San Agustín — “Dilige, et quod vis fac” [1] —, bien se podría resumir en estas palabras: “Conoce y haz lo que quieras”.