“La
vida del hombre sobre la tierra es una lucha”
Los fenómenos de la naturaleza humana, hasta los más comunes, no raras veces obedecen las leyes, que al ser analizadas con atención, pueden proporcionarnos valiosas lecciones. Es lo que sucede cuando sufrimos una fractura y somos obligados, por ejemplo, a mantener enyesado por un largo período un brazo o una pierna. En el momento en que el yeso es retirado comprobamos que el miembro afectado, otrora fuerte y vigoroso, se tornó flácido. La musculatura quedó atrofiada por la inmovilidad, siendo necesario someterlo a sesiones de fisioterapia para recuperar su funcionamiento normal. Algo parecido se verifica con el hombre que trabajó la vida entera y, al jubilarse, opta por una existencia sedentaria, permaneciendo sentado la mayor parte del día en una confortable silla mecedora. Con el paso del tiempo, esta rutina, puede exponer a la persona a una enfermedad, pues la constitución del ser humano exige movimiento, esfuerzo y combate.