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viernes, 22 de mayo de 2020

Comentario al Evangelio - Solemnidad de la Ascención del Señor (domingo 24 de mayo) por Mons. João Clá Dias, EP

Al asumir nuestra carne, el Hijo de Dios quiso vivir entre nosotros para darnos el ejemplo de la plenitud de la perfección a la que desea elevarnos. La subida del Señor a los Cielos es también un punto de imitación. ¿Entonces, como será la nuestra?

[…] Él intercede por nosotros junto al Padre

En vista de esto, la Oración del Día adquiere especial significado al recordar que la Ascención del Señor “ya es nuestra victoria”. [14] Y prosigue: “Hacednos exultar de alegría y fervorosa acción de gracias, pues, miembros de su Cuerpo, somos llamados en la esperanza de participar de su gloria”. [15] ¡Él está sentado en el trono de Dios, a la derecha del Padre, como Intercesor, Mediador y Sacerdote, presentándole su humanidad! Sin duda nos basta esto para obtener todo lo que necesitamos. Y Él no sólo ofrece en su humanidad, como lo hace después de haber pasado por todas las vicisitudes de un cuerpo padeciente, por la Pasión y por la Muerte.

El padre Monsabré, célebre predicador dominico, hace algunas consideraciones sobre el tema: “Allí tú concluyes la obra de nuestra salvación. Allí tú haces un llamamiento a nuestra fe, a nuestra esperanza, a nuestro amor, a nuestras adoraciones; allí, precursor diligente y devoto, nos preparas un lugar, mostrándonos la vía que seguiste y las generaciones bienaventuradas que has libertado del poder de satanás. Allí, Pontífice misericordioso, muestras tus llagas y aplicas, en nuestro favor, los sufrimientos y los méritos de tu Pasión y de tu Muerte; desde allí derramas sobre nosotros todos tus dones. De allí, tú vendrás un día, ley subsistente y viva, Sabiduría Encarnada, Señor de toda criatura, ejemplar de toda vida, plenitud de toda gracia, desde allí vendrás revestido de gran poder y de gran majestad, para juzgar a los vivos y a los muertos”. [16]

De este modo, tenemos al lado del Padre a alguien que participa de nuestra naturaleza, de nuestra carne y de nuestros huesos, para advocar por nosotros, acompañado por María Santísima, que siempre vela con incansable maternidad por los hombres.

La Ascención del Señor

Pidamos a ellos la gracia que nuestras almas no sean tiznadas por las ilusiones que llevaron a los apóstoles a buscar una felicidad meramente humana. Que nuestra atención esté siempre orientada para las cosas de lo alto, buscando restituir a Dios todo cuanto recibimos de Él, a lo largo de la vida. Y así como estamos en este mundo para imitar a Nuestro Señor Jesucristo, que se encarnó para ser el Modelo Supremo, también debemos ser nosotros ejemplos para los demás. Esta es la verdadera perspectiva en este estado de prueba: ¡mantener siempre la esperanza que, en determinado momento, estaremos en cuerpo y alma en los Cielos, en un eterno y sublime convivio con Dios!

 [14] SOLENIDADE DA ASCENSÃO DO SENHOR. Oração do Dia. In: MISSAL ROMANO. Trad. Portuguesa da 2a. edição típica para o Brasil realizada e publi­cada pela CNBB com acréscimos aprovados pela Sé Apostólica. 9ª. ed. São Paulo: Paulus, 2004, p.313.

[15] Idem, ibidem.

[16] MONSABRÉ, OP, Jacques-Marie-Louis. Le Triomphateur. In: Exposition du Dogme Catholique. Vie de Jésus-Christ. Carême 1880. 9ª. ed. Paris: Lethielleux, 1903, v.VIII, p.327-329.

Texto original completo: Comentários ao Evangelho – Solenidade da Ascensao do Senhor

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