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III – Por la fe en el amor que
recibimos, realizaremos maravillas.
El
Evangelio de este 5° Domingo de Pascua nos llama a la confianza inquebrantable
en el amor de Jesús por nosotros, capaz de establecer orden y tranquilidad en
nuestros corazones, disipando todas las angustias.
Si nuestra fe en Él es robusta, nuestra inteligencia se dilatará, nuestro amor se fortalecerá y viviremos en la obediencia a Dios y en la disposición de servirlo hasta el holocausto. Si tenemos, sobre todo, el alma impregnada de admiración, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo estarán presentes en nosotros, y entonces podremos decir como San Pablo: “Yo vivo, pero ya no soy yo: es Cristo que vive en mi” (Gal 2,20).
La
Providencia quiso reservar gracias especiales e inéditas para este período de
la Historia en la cual nacimos. A pesar de nuestras flaquezas e insuficiencias,
Dios nos utilizará como instrumentos para realizar sus maravillas, y de esto
debemos compenetrarnos. Si nos atemoriza la idea de ser pocos, en relación al
mundo entero que le da las espaldas a Él, recordemos que la eficacia de nuestra
acción no es una cuestión de número, sino de convicción en el poder del Padre. Así
procedió la Santísima Virgen al pronunciar las palabras que dieron un nuevo
rumbo a la humanidad: “Hágase en mí, según tu palabra” (Lc 1, 38).
Confiemos
en el inminente triunfo de María Santísima, la “puerta abierta que nadie puede
cerrar” (Ap 3, 8), la cual dará acceso a la era histórica en que todas las
naciones reconocerán a Nuestro Señor Jesucristo como el Camino, la Verdad y la Vida.
Fuente: O insuperável amor divino e humano de Jesus
Mons.João Scognamiglio Clá Dias, EP es fundador de los Heraldos del Evangelio.
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