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sábado, 29 de diciembre de 2018

Comentario al Evangelio del Domingo de la Sagrada Familia (domingo 30 de diciembre) -Ciclo C- por Monseñor Joao S. Clá Dias, EP*

[…] Crecimiento en sabiduría, estatura y gracia.
San Agustín, Santo Tomás y la generalidad de los teólogos afirman que Jesús poseía en grado supremo, desde el primer instante de su concepción, la gracia, la sabiduría y la santidad.[18] Y no sólo las poseía, sino Él era en sustancia la Gracia, la Sabiduría y la propia Santidad.

Sin embargo, crecía físicamente, cada año, tomando una configuración de adulto, pero sin exceder las leyes generales del desarrollo humano ", subraya Fillion.[19] De acuerdo con la edad, iba manifestando más y más la Gracia y la Sabiduría. No crecía en sustancia, pero sí en manifestación. Esto, según el Doctor Angélico, porque "a medida que avanzaba en edad, hacía obras más perfectas para demostrar que era verdadero hombre, tanto en lo referente a Dios como en lo referente a los hombres". [20]
Oración y doctrina
¿Qué aplicación tiene este trecho del Evangelio para nuestra vida espiritual?
Hay momentos de nuestra existencia en los cuales tenemos la sensación de haber “perdido el Niño Jesús”, esto es, con o sin nuestra culpa, la consolación desaparece y nos sentimos desamparados. ¿Qué hacer cuando percibimos que estamos sin gracias sensibles, sin aquellos que nos daba ánimo y sustentación para practicar la virtud?
Este pasaje del Evangelio nos enseña a imitar a María y José: ir detrás del Niño Jesús, o sea, ponerse a la búsqueda de la gracia sensible, cuando ella se retira. Cuando estemos aflictos, en la aridez, debemos procurar a Jesús en el Santísimo Sacramento. No hay nada, absolutamente nada, de lo necesario para nuestra santificación que, pidamos a Jesús Eucarístico, y no lo obtengamos.
No obstante, no olvidemos que en el Templo, Nuestro Señor estaba entre los maestros de la Ley, lo que bien puede significar la importancia de la doctrina para sostenernos a la hora de la prueba. De ahí deriva para nosotros la necesidad de una buena y sólida formación doctrinal. Como quien va a hacer un largo viaje prevé con antelación documentos, ropa apropiada y todo lo demás, así necesitamos hacerlo nosotros: rezar mucho y conocer bien la doctrina, a fin de estar preparados para atravesar los períodos de aridez. Si tenemos los principios bien arraigados en el alma, cuando golpea el viento de la prueba, las hojas estarán firmes en el árbol de la Fe.
(CLÁ DIAS EP, Monseñor Joao S. In “Lo inédito sobre los Evangelios” Volumen III, Librería Editríce Vaticana)
* Fundador de los Heraldos del Evangelio
Texto original en: Comentários ao Evangelho Domingo da Sagrada Família - Lc 2,41-52

[18] Cf. por ejemplo: SAN AGUSTIN, In Sermone LVII, de diversis; Tract. 108 in Ioan., n. 5; De trinitate, I, 15, c. 26, n. 4; AQUINO, Santo Tomás de. Suma Teológica III, q. 7, a. 12.
[19] FILLION. Op. cit., p. 86.
[20] AQUINO, Santo Tomás de. Suma Teológica III, q.7, a.12, ad 3.