Porque la lengua, aunque muchas veces es desvergonzada, no derrama de golpe toda su malicia; mas el corazón, que no tiene a hombre alguno por testigo, al no sentirse cohibido por medio alguno, engendra los males que le da la gana. Porque de Dios bien poca es la cuenta que tiene. Así, pues, como las palabras pueden ser examinadas y se pronuncian ante todo el mundo, el corazón, empero, se queda allá en la sombra; de ahí que los pecados de la lengua sean menos que los del corazón. Mas, cuando la maldad de dentro se hace muy grande, estalla estruendosamente lo que hasta entonces estaba escondido”. [15]
[...] IV –
Conclusión
La vida, comparada por el salmista a un soplo y a la
sombra que pasa (cf. Sal 39, 6-7), tiene una corta duración. Caminamos todos
hacia el gran día del ajuste de cuentas, en que Jesús nos llamará ante su
presencia y nos conducirá, si somos dignos de alguna recompensa, a las moradas
de la casa de su Padre.
Pero sabemos de antemano que el ingreso en el Reino de
los Cielos será franqueado a los buenos según los frutos presentados. Por éstos
se conocerá la sinceridad de nuestra entrega a Dios. Ya que Él toma la
iniciativa de amarnos por libre y espontánea voluntad, arrancándonos del lodo y
elevándonos hasta la más alta cima sobrenatural, la vida de la gracia, ¿cómo se
lo retribuiremos? Este es el domingo de la liturgia de la generosidad, de
nuestra respuesta a Dios por todo lo que nos concede.
Teniendo muy presente que esos frutos también se refieren
al modo con que guiamos al prójimo por las vías de la salvación, pidamos la
insuperable intercesión de María Santísima, para obtener de Ella la gracia de
ser transformados en discípulos restituidores de todo lo que recibimos de Dios
y, más aún, en hijos cuya vida pueda ser comparada al cristal colocado en la
custodia: un simple objeto que no impide a los fieles la contemplación de Jesús
Hostia, sino que, por el contrario, revela ser de una calidad tanto mejor
cuanto más transparente es.
Seamos auténticos seguidores de Nuestro Señor y devotos hijos de la Iglesia empeñados en difundir por el mundo la luz recibida de lo Alto, y de nuestro interior saldrá toda especie de buenos frutos, porque “cuando los hombres resuelven cooperar con la gracia de Dios, entonces se operan las maravillas de la Historia”. [16]
[14] SAN BASILIO, apud SANTO TOMÁS DE AQUINO. Catena Aurea. In Lucam, c. VI, vv. 43-45.
[15] SAN JUAN CRISÓSTOMO. Homília XLII, n.º 1. In: Obras.
Homilías sobre el Evangelio de San Mateo (1-45). 2.ª ed. Madrid: BAC, 2007, v.
I, pp. 809-810.
[16] CORRÊA DE OLIVEIRA, Plinio. Revolução e Contra-Revolução. 5.ª ed. São Paulo: Retornarei, 2002, p. 132.
Fuente: Mons. João Scognamiglio Clá Dias in “Lo inédito sobre los Evangelios” Vol. II, Librería Editríce Vaticana.
[Monseñor João Clá Dias es fundador de los Heraldos del Evangelio]
Se autoriza su
publicación citando la fuente.
Ilustración: La parábola de los ciegos, por Pieter Brueghel el Viejo –
Museo de Capodimonte, Nápoles (Italia).
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