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jueves, 3 de febrero de 2022

La pesca milagrosa y un llamado para todos los siglos (Domingo V del T.O.) por Mons. João S. Clá Dias, EP

En aquellos tiempos el lago de Genesaret era centro de una intensa actividad pesquera, que era el principal medio de subsistencia de la población local. Como la práctica de la profesión exigía siempre la acción en conjunto, los pescadores se reunían en pequeños equipos, siendo común que dos o más de esas corporaciones se asociasen. Con embarcación propia y bajo la dirección de un práctico, los grupos de asociaciones unían esfuerzos en la faena de cada jornada y compartían el producto final obtenido.

En el episodio contado en el Evangelio de este domingo, las dos embarcaciones –una, de Simón; otra, de Zebedeo- habían regresado después de una noche de intentos fracasados. Al estado de desazón general de los pescadores se sumaban los incómodos de otros factores humanos, como el cansancio de la noche sin dormir y la necesidad de lavar las redes, labor indispensable después de la pesca, fuese ésta exitosa o no. [...]

Llamado para todos los siglos

El eco del apelo a los Apóstoles en las orillas del lago de Genesaret repercute a lo largo de los siglos y llega hasta nosotros, llamándonos a la misión de trabajar por la gloria de Dios y de la Iglesia, ya seamos clérigos, religiosos o laicos. Como católicos, debemos buscar la edificación de una sociedad conforme a los preceptos evangélicos y, para ello, cabe la responsabilidad de atraer a las almas dispersas en el mar revuelto del mundo moderno y llevarlas a la barcaza de Pedro.

Monseñor João Clá Dias, EP

No obstante, no pocas serán las dificultades para ejercer tan elevada función, sobre todo cuando nos enfrentamos a nuestras propias insuficiencias y fallas. Ante esta desproporción, avanzar y lanzar las redes parece algo imposible. ¿Qué nos es necesario para corresponder a una misión tan superior a nuestras capacidades? Es el mismo Maestro quien nos responde, por la pluma de San Pablo: “Basta tu gracia, porque es en la flaqueza que se revela totalmente mi fuerza” (II Cor 12, 9).

Por lo tanto, cuanto más nos sentimos incapaces de cumplir la vocación a la que Dios nos llama, mayor debe ser nuestra confianza en el poder de la voz que nos convoca. Y viendo una actitud de humildad llena de fe que Nuestro Señor opera en la pesca milagrosa, dejando patente que los buenos resultados no dependen de las cualidades ni de los esfuerzos humanos. Él confunde a los fuertes de este mundo y conduce a los débiles a la realización de obras grandiosas (cf. I Cor 1, 27).

A ejemplo de Pedro, seamos generosos y confiados, pues también en nuestras vidas Cristo apareció ordenando: “¡Duc in altum! ¡Yo los quiero como instrumentos para renovar la faz de la Tierra! ¡No tengan miedo, pues yo mismo les daré las fuerzas para la obtención de un glorioso resultado!” 

[Fuente: Mons. João S. Clá Dias, EP in “Lo inédito sobre los Evangelios” Volumen III, Editrice Vaticana]

Monseñor João S. Clá Dias, EP es fundador de los Heraldos del Evangelio.

Se autoriza su publicación citando la fuente.
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