[…] IV –Jesús nos gobierna con dulzura
33 Muchos los vieron partir y reconocieron que eran ellos.
Saliendo de todas las ciudades, corrieron y llegaron junto a ellos.
No sabemos si, debido al viento, el barco habrá dado vueltas en sentido contrario, o si decidieron retrasar el desplazamiento por el hecho que la conversación había sido atrayente. Lo cierto es que un gran público los precedió en aquella distancia de 12 quilómetros (12). Hombres, mujeres, niños –varios de ellos enfermos- cruzaron el río Jordán en un verdadero testimonio de fe y de devoción a Jesús. “Así también, nosotros no debemos esperar que Cristo nos llame, sino que debemos anticiparnos para llegar hasta Él, conforme comenta Teófilo (13).
Para nosotros, este pasaje es un excelente incentivo e
invitación para que procuremos una convivencia más intensa y prolongada con
nuestro Salvador. ¿Cuánto tiempo no nos ha estado esperando, bajo las Sagradas
Especies, en los tabernáculos de todas las iglesias?
Ovejas sin pastor – compasión de Jesús
34 Al desembarcar, Jesús vio una multitud numerosa y tuvo
compasión, porque eran como ovejas sin pastor. Entonces comenzó a enseñarles
muchas cosas.
La primera Lectura de este 16° Domingo del Tiempo Ordinario
nos trae esta Lamentación de Jeremías: ““¡Ay de los pastores que permiten que
el pequeño rebaño de mi pradera se pierda y se disperse!” (…) Recogeré lo que
quede de mis ovejas (...) y las llevaré a las pasturas donde se multiplicarán”
(23, 1-3). Son los gemidos del propio Dios frente a sus almas fieles en
situación de abandono.
También Exequiel, por inspiración divina, condena dura y severamente en su capítulo 34 a los malos pastores de Israel y anuncia que Dios enviará a sus ovejas un Buen Pastor, y éste “será príncipe en medio de ellas” (v. 24). De hecho, Él aquí es contemplado en el versículo que estamos comentando.
Dios demostró verdadero amor divino al crear la función de
pastor entre los hombres, pues deseaba servirse de ella para simbolizar mejor
su insuperable celo por todos nosotros. No sin razón, envió a sus Ángeles para
invitar a los pastores de la región de Belén a ser los primeros en adorarlo en
el pesebre. Y Él se presenta como el Pastor Perfecto, pues es aquel que da la
vida por sus ovejas (Cf. Juan 10, 11), según lo comenta maravillosamente San
Gregorio Magno en su Homilía n° 14.
Al descender de la barca, Jesús se compadece de aquellas
ovejas sin pastor y comienza a enseñarles. Sin embargo, no los instruyó, apenas
con palabras. ¡Mucho más! Sobre todo si tomamos en cuenta su cuidado por la
alimentación de toda aquella multitud, tal como se manifestará en el milagro de
la multiplicación de los panes y los peces, narrado en los versículos
siguientes. Jesús comunicaba su gracia, su vida, su amor. ¡Cuán inefable
debería ser el desvelo de Él al enseñar a sus ovejas pues, más que dar la vida
por ellas, deseaba ser la propia vida de ellas! Él vive en cada una de las
ovejas que dejan pasar su gracia y siempre está dispuesto a ayudarlas y
ofrecerles los Sacramentos.
El gobierno pastoral
En este mismo versículo, Jesús se torna excelente ejemplo
para todo tipo de gobierno, sea familiar, sea civil o eclesiástico. De este
último, de manera especial, por la forma toda paternal –casi se podría decir
“maternal”- con que debe ser ejercido: con enorme dulzura y suavidad, gran
empeño y dedicación.
Por eso, el gobierno eclesiástico es llamado “pastoral”, sus
documentos denominados “pastorales”, etc.
Bellísimas son las palabras de San Pedro a este respecto:
“Apacentad el rebaño de Dios que os he confiado tened cuidado de él, no a la
fuerza, sino de buena voluntad, según Dios; no por amor de lucro vil, sino por
dedicación; no como tiranos de aquellos que os fueron confiados, sino
haciéndoos modelo del rebaño. Cuando el Príncipe de los Pastores aparezca,
recibiréis la corona de gloria que jamás se marchitará” (1 Pd 5, 2-4).
12) Cf. Pe. Andrés Fernández Truyols SJ, Vida de Nuestro
Señor Jesucristo, BAC, Madrid, 1956, v. III, p. 335.
13) Apud Santo Tomás de Aquino, Catena Aurea, in Mc.
Fuente: “O inédito sobre os Evangelhos” de autoria do Mons.João Scognamiglio Clá Dias, EP
[Monseñor João Scognamiglio Clá Dias, EP es fundador de los
Heraldos del Evangelio]
Se autoriza su publicación citando la fuente.
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