[…] La sabiduría de los planes de la Providencia
22 Pero, cuando supo
que Arquelau reinaba en Judea, en el lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de
ir para allá. Por esto, después de recibir un aviso en sueños, José se retiró
para la región de Galilea, 23 y se fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret. Esto
sucedió para que se cumpla lo que fue dicho por los profetas: “Él será llamado de
Nazareno”.
Vemos en este hecho la mano
de Dios, que designó aquella tierra para acoger los inicios de la misión
redentora de Nuestro Señor Jesucristo. Tales son los caminos de nuestra
existencia, cruzados por imprevistos que nos cambian los planes: a veces Dios
pide una cosa, a veces pide otra. Sin embargo, en todo lo que sucede Él nos
conduce con sabiduría y afecto paterno.
Sagrada Familia, ejemplo para las dificultades de la vida
He aquí el aspecto maravilloso de la familia
cuando se desarrolla en torno de un eje: la Ley de Dios, el propio Dios. La Iglesia
nos propone en esta fiesta litúrgica el inigualable ejemplo de la Sagrada Familia:
San José, obediente, no se queja de nada; la Santísima Virgen toma los reveses
con entera calma y sumisión; y el Niño Jesús se deja guiar y gobernar por
ambos, aun siendo el Creador del Universo.
Nosotros también debemos, ser flexibles a la voluntad de Dios y estar dispuestos a aceptar con dulzura de corazón, con resignación plena y total, los sufrimientos que la Providencia nos pida a lo largo de nuestra vida. Esta actitud delante de la cruz es la raíz de la verdadera felicidad, bienestar y armonía familiar, y atrae sobre cada uno de nosotros gracias especialísimas que nos restauran las almas, curándolas de las miserias y afirmándolas rumbo al Cielo.
Nosotros también debemos, ser flexibles a la voluntad de Dios y estar dispuestos a aceptar con dulzura de corazón, con resignación plena y total, los sufrimientos que la Providencia nos pida a lo largo de nuestra vida. Esta actitud delante de la cruz es la raíz de la verdadera felicidad, bienestar y armonía familiar, y atrae sobre cada uno de nosotros gracias especialísimas que nos restauran las almas, curándolas de las miserias y afirmándolas rumbo al Cielo.
Pidamos a la Sagrada Familia que, por su
intercesión, florezca en las familias de toda la Tierra la sólida determinación
de abrazar cada vez más la vía de la santidad, de la perfección y de la virtud,
buscando en primer lugar el Reino de Dios y de María, con la seguridad de que,
en compensación, el resto vendrá por añadidura.
(CLÁ DIAS EP, MONS. JOAO S. In: “Lo inédito
sobre los Evangelios” Vol. I Librería Editrice Vaticana)