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viernes, 27 de diciembre de 2019

Comentario al Evangelio de la Fiesta de la Sagrada Familia (domingo 29) por Mons. Joao Clá Dias, EP


[…] La sabiduría de los planes de la Providencia

22 Pero, cuando supo que Arquelau reinaba en Judea, en el lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir para allá. Por esto, después de recibir un aviso en sueños, José se retiró para la región de Galilea, 23 y se fue a vivir en una ciudad llamada Nazaret. Esto sucedió para que se cumpla lo que fue dicho por los profetas: “Él será llamado de Nazareno”.

Al llegar a Israel, San José se enteró que el hijo de Herodes había subido al trono de Judea y temía que pudiera haber algún peligro para el Niño. De hecho, aunque Arquelau no pudo superar a su padre en crueldad, se esforzó por seguir sus pasos, dejando también un reguero de sangre en su corto reinado. Por eso,  José inspirado por un sueño, se fue a Galilea, lugar bajo otra jurisdicción.

Vemos en este hecho la mano de Dios, que designó aquella tierra para acoger los inicios de la misión redentora de Nuestro Señor Jesucristo. Tales son los caminos de nuestra existencia, cruzados por imprevistos que nos cambian los planes: a veces Dios pide una cosa, a veces pide otra. Sin embargo, en todo lo que sucede Él nos conduce con sabiduría y afecto paterno.

Sagrada Familia, ejemplo para las dificultades de la vida


He aquí el aspecto maravilloso de la familia cuando se desarrolla en torno de un eje: la Ley de Dios, el propio Dios. La Iglesia nos propone en esta fiesta litúrgica el inigualable ejemplo de la Sagrada Familia: San José, obediente, no se queja de nada; la Santísima Virgen toma los reveses con entera calma y sumisión; y el Niño Jesús se deja guiar y gobernar por ambos, aun siendo el Creador del Universo.

Nosotros también debemos, ser flexibles a la voluntad de Dios y estar dispuestos a aceptar con dulzura de corazón, con resignación plena y total, los sufrimientos que la Providencia nos pida a lo largo de nuestra vida. Esta actitud delante de la cruz es la raíz de la verdadera felicidad, bienestar y armonía familiar, y atrae sobre cada uno de nosotros gracias especialísimas que nos restauran las almas, curándolas de las miserias y afirmándolas rumbo al Cielo.

Pidamos a la Sagrada Familia que, por su intercesión, florezca en las familias de toda la Tierra la sólida determinación de abrazar cada vez más la vía de la santidad, de la perfección y de la virtud, buscando en primer lugar el Reino de Dios y de María, con la seguridad de que, en compensación, el resto vendrá por añadidura.

(CLÁ DIAS EP, MONS. JOAO S. In: “Lo inédito sobre los Evangelios” Vol. I Librería Editrice Vaticana)