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viernes, 23 de agosto de 2024

Comentario al Evangelio – Domingo XXI del T.O. (Ciclo B) por Mons. João S. Clá Dias, EP

La virtud de la obediencia

Siendo Dios el Señor de toda la Creación, los seres inteligentes –ángeles y hombres- tienen la obligación de reconocer, amar y servir este señorío. Los inanimados así proceden físicamente, y los irracionales, de forma instintiva. Él es Señor de todas nuestras facultades y, sobre todo, de nuestro entendimiento y voluntad.

domingo, 18 de agosto de 2024

Comentario al Evangelio – Domingo XX del T.O. (Ciclo B) por Mons. João S. Clá Dias, EP

 Alimento que comunica la virtud vivificadora

Recurramos a la ciencia teológica y al talento de Dom Guéranger para explicitar mejor los efectos maravillosos y sobrenaturales de la Eucaristía, en aquellos que la reciben en condiciones dignas. Como lo es el alimento para aumentar y sostener la vida, explica, la Palabra de Dios “se convirtió en alimento vivo y vivificante, bajado de los Cielos. Al participar Él mismo de la vida eterna, que extrae directamente del seno del Padre, la carne del Verbo comunica esta vida a quienes se alimentan de ella. Aquello que es corruptible por su naturaleza, como dice San Cirilo de Alejandría, no puede ser vivificado a no ser por la unión corporal al cuerpo de aquel que es vida por naturaleza. Del mismo modo que dos trozos de cera fundidos por el fuego pasan a ser un solo, así sucede con nosotros y con el Cuerpo de Cristo, debido a la participación en su Cuerpo y Sangre preciosos […] Como un poco de levadura, dice el Apóstol, toda la masa sube (1 Co 5, 6), así este Cuerpo, penetrando en el nuestro, transforma el todo en sí mismo. Así como nada puede penetrar en nuestra sustancia corporal excepto a través de la comida y la bebida. Este es el camino, propio de su naturaleza, por el cual nuestro cuerpo adquiere la virtud vivificante”. [1]

sábado, 10 de agosto de 2024

Comentario al Evangelio – Domingo XIX del T.O. (Ciclo B) por Mons. João S. Clá Dias, EP

¡Vivamos de la Eucaristía!

Entre las maravillas de Dios, la sagrada Eucaristía ocupa una posición cumbre. Es el misterio de amor más sublime, que eleva el corazón del hombre a las alturas de la fe, abrasándolo en llamas de caridad. No obstante, para alzarse tan alto es necesario secundar la atracción del Padre, al mismo tiempo suave y potentísima, que se dirige a todos los hombres, aunque algunos logren rechazarla.

sábado, 3 de agosto de 2024

Comentario al Evangelio – Domingo XVIII del T.O. (Ciclo B) por Mons. João S. Clá Dias, EP

No miremos hacia atrás

La liturgia de este domingo XVIII del Tiempo Durante el Año  se refiere a la felicidad del hombre, cuando sigue enteramente las vías del Divino Redentor. Es la enseñanza de San Pablo a los Efesios, contenida en la Segunda Lectura de este domingo “Hermanos: he aquí, pues lo que yo digo y atestiguo en el Señor: no continuéis viviendo como los paganos, cuya inteligencia los conduce hacia la nada” (Ef 4, 17). Recurriendo al nombre de Dios, él nos alerta que no seamos como los paganos, los cuales ponen su inteligencia en las cosas materiales y acaban adorando ídolos de madera, metal o piedra, lo que en el fondo constituye una forma de adoración de sí mismo.