Cuando la Santísima Virgen sea efectivamente la Reina de los Corazones, “cosas maravillosas sucederán en este mundo”. En la Historia, a semejanza de las Bodas de Caná, el mejor vino está siendo reservado para el final…
El milagro de las Bodas de Caná
No es de extrañarse que el primer milagro [de transformar el agua en vino] de Nuestro Señor Jesucristo haya ocurrido durante una fiesta de casamiento, pues las ceremonias nupciales eran rodeadas de extraordinaria solemnidad en aquel tiempo, debido a la espera del Mesías que vendría para salvar al pueblo judío. Los nuevos matrimonios se formaban en la expectativa de ser parte en el linaje del Salvador, y la esterilidad era considerada un verdadero castigo.
Según la costumbre vigente, las bodas
comenzaban a ser preparadas con un año de antecedencia, cuando los padres de
los novios se reunían para hacer el contrato matrimonial y combinar todo lo
relativo al patrimonio, a fin de garantizar la estabilidad del nuevo hogar.
Normalmente el banquete de bodas se realizaba
después del atardecer, y la novia se dirigía en cortejo a la nueva morada,
precedida por amigas llevando lamparitas, con manifestaciones de alegría y
cánticos. Las conmemoraciones en esa época tenían características sui generis y
se prolongaban, muchas veces, por una semana, siendo común la asistencia de
gran número de invitados. [1]
Ante las perplejidades y aprensiones que el
mundo de hoy pueda causarnos, el Evangelio de este domingo nos invita a la esperanza.
Porque sabemos que cuando la humanidad llegue a un nivel de decadencia moral
donde todo parece perdido, la intercesión omnipotente de María Santísima
obtendrá de su Hijo Divino la mutación del agua -en este caso, un agua
contaminada por el pecado- en el mejor vino.
La miseria espiritual del mundo se
transformará, por intercesión de la Madre de Dios, en algo extraordinario, que
no podemos ni siquiera imaginar: el Reino de María, es decir, el triunfo de su
Sapiencial e Inmaculado Corazón, anunciado por Ella en Fátima.
La frase del Evangelio de hoy: "Tú has
dejado el mejor vino para el final", bien puede significar: "Dejáis,
oh Dios, vuestras mejores gracias para los tiempos venideros". Las gracias
más excelentes, los más insignes beneficios, los mayores santos, las culturas
más exquisitas - todo lo que puede haber de mejor fue reservado para esa era
marial.
De un modo suave, pero rápido y directo -tal
como el agua fue transformada en vino en las bodas de Caná-, Nuestra Señora
obtendrá de su Divino Hijo la santificación de nuestras almas. Para obtener
esta feliz renovación, basta con seguir el sabio consejo del abad Jourdain:
"Presentadle vuestra necesidad, vuestra miseria, vuestra tibieza y
suplicadle: 'Virgen Santísima, me falta el vino del amor y de la devoción,
tengo sólo un poco de agua fría e insípida; pedid a vuestro Hijo que la
convierta en vino”". [2]
En esta venturosa era, María será establecida
Reina de los Corazones, y "cosas maravillosas sucederán en este mundo,
donde el Espíritu Santo, encontrando a su querida Esposa como que reproducida
en las almas, a ellas bajará abundantemente, llenándolas de Sus dones,
particularmente del don de la sabiduría, a fin de operar maravillas de la
gracia.
¿Cuándo llegará ese tiempo feliz, ese siglo
de María, en que innumerables almas escogidas, perdiéndose en el abismo de su
interior, se convertirán en copias vivas de María, para amar y glorificar a
Jesucristo?” [3]
¡Por amoroso designio de Su Divino Hijo, el
mejor vino de la historia vendrá al final, y será el "vino de María"! ◊
[1] Cf. FERNÁNDEZ TRUYOLS, SJ, Andrés. Vida
de Nuestro Señor Jesucristo. 2ª ed. Madrid: BAC, 1954, p.150-152.
[2] JOURDAIN, Zéphyr-Clément. Somme des
grandeurs de Marie. Paris: Walzer, 1900, t.II, p.369.
[3] SAN LUÍS GRIGNION DE MONTFORT. Tratado
da Verdadeira Devoção à Santíssima Virgem. Petrópolis: Vozes, 1987, p. 211.
Fuente:
Monseñor João S. Clá Dias, EP in “Lo inédito sobre los Evangelios” Volumen V,
Librería Editríce Vaticana.
Monseñor João S. Clá Dias, EP
es fundador de los Heraldos del Evangelio.
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