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sábado, 28 de diciembre de 2024

Comentario al Evangelio –La Sagrada Familia de Jesús, María y José- por Mons. João Clá Dias, EP

 

El destino sobrenatural de la familia

A menudo se dice que Nuestro Señor instituye el matrimonio como sacramento en las Bodas de Caná. De hecho, Él va a ese casamiento para santificar la unión entre los dos cónyuges. Pero no está mal pensar que en el momento en que se constituyó la Sagrada Familia, se colocó allí la piedra fundamental del destino sobrenatural de la familia.

La familia tiene una función por encima de todas las demás, que es una función salvífica, de salvar. No es posible que los padres se unan sin el objetivo de salvarse a sí mismos y salvar al otro cónyuge, y que se unan sin el objetivo de, teniendo hijos, no trabajar por la salvación de sus hijos. Dado que nuestro destino no está en esta tierra, nuestro objetivo final, nuestro fin último, no se da en este mundo, ya que nuestro fin último está puesto en la eternidad; estamos en esta tierra de paso, y no hay otro objetivo del casamiento más alto, más fuerte y más robusto que éste: uno santifica al otro y ambos santifican a sus hijos.

La función salvífica de la familia es innegable, es transparente, y se hace muy clara ya en el momento del sacramento mismo, en el mismo día del matrimonio. Por sí misma la familia tendría una finalidad natural, si no fuera la iniciativa de Dios de dar a la familia ese carácter sagrado de ser santificadora, de tener como objetivo santificar.

Todos estamos llamados a la santidad, no hay duda, pero la familia en cuanto tal, de una manera muy especial, una vez que se ha constituido para la santificación mutua. Y se trata de vivir la vida familiar en Dios y de hacer de Dios uno de los elementos esenciales de nuestra relación entre padres e hijos, entre padres y cónyuges, y entre sí también. […]

Es Dios el que, por lo tanto, está dentro de la familia, Dios es el que se preocupa por la familia, Dios es el que dirige la familia. Quiere ser el Guía, el Mentor, el Protector, el que ampara, el que protege, el que desarrolla, el que enseña, el que consuela, el que atrae, el que promueve. Él quiere ser… pero depende de nosotros estar conectados con Dios de tal manera, que Él tenga plena facilidad para dar todo lo que Él quiere darnos, ¡y quiere dar mucho!”

Fuente: Monseñor João S. Clá Dias, EP in Homilía del 28 de diciembre de 2008.

Monseñor João S. Clá Dias, EP es fundador de los Heraldos del Evangelio.

Se autoriza su publicación citando la fuente.

1 comentario:

  1. Santifiquemos la familia para que ella sea sagrada.
    No olvidemos su función.

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