Páginas

miércoles, 30 de agosto de 2023

Comentario al Evangelio –Domingo XXII del Tiempo durante el Año (Ciclo A) por Mons. João Clá Dias, EP

“¡Per crucem ad lucem!”

¿El dolor es inevitable en nuestra existencia? ¿Puede el fiel encontrar la verdadera felicidad en esta vida? ¿En qué consiste ella?

Esperanza en la verdadera vida

La liturgia de este domingo nos incentiva a que vivamos de acuerdo con nuestra fe, en coherencia con los principios de la Religión. A no orientar nuestra conducta buscando obtener riquezas, elevada posición social, amistades terrenas o cualquier otro bien de este mundo, ignorando cuán efímeros son los beneficios que todo eso proporciona.

Al tener siempre en vista que nuestro fin último no se cumple aquí en la tierra, y que en la eternidad, para la cual nacimos, sólo valen los méritos espirituales.

Para quien se salva, la verdadera vida comienza después de la muerte. Por esto la Iglesia celebra la fiesta de un santo en el día de su nacimiento para el Cielo. Debemos, por tanto, a imitación de los santos, aceptar todos los sufrimientos, rechazos y humillaciones que la práctica de la virtud nos imponga en este valle de lágrimas, seguros de que ellos se transformarán en gloria cuando nos encontremos en la visión beatífica.

En resumen, el Evangelio de este domingo nos da la siguiente lección: el hombre vale en la medida en que esté dispuesto a enfrentar el dolor por amor de Dios. La vida en esta tierra está llena de dificultades y sufrimientos; si los abrazamos con amor, ellos vendrán acompañados de una suave alegría, engrandecerán nuestros corazones y nos prepararán para el Cielo; si por el contrario, nos dejamos arrastrar por las pasiones, nuestra alma insatisfecha y degradada habrá iniciado las vías del infierno.

Por consiguiente, en unión con Nuestro Señor Jesucristo, abracemos decididamente nuestra cruz y sigamos el Divino Maestro rumbo a la gloria de la eternidad, donde no habrá siquiera sombra de padecimiento, sino sólo la felicidad total e imperecedera: ¡“Por crucen ad lucem”!

En los períodos de probaciones, refugiémonos junto al Santísimo Sacramento, y recurramos a la Virgen Santísima, invocándola por medio de la recitación del Rosario, confiados en que, finalizada la noche oscura, renacerá con mayor esplendor el sol de la consolación espiritual. (*)

(*)  SAN JUAN CRISÓSTOMO. Homilía LIV, n.1. In: Obras. Homilías sobre el Evan­gelio de San Mateo (46-90). 2ª. ed. Madrid: BAC, 2007, v. II, p.137.

Fuente: Monseñor João S. Clá Dias, EP in “Lo inédito sobre los Evangelios” Volumen I, Librería Editrice Vaticana.

Monseñor João S. Clá Dias, EP es fundador de los Heraldos del Evangelio.

Se autoriza su publicación citando la fuente.

______________________________________
Adquiera la colección “Lo inédito sobre los Evangelios”, de Monseñor João Clá Dias, EP. Entre en contacto con: +598 91059438 (vía whatsapp) o Email: heraldos@heraldos.org.uy

No hay comentarios:

Publicar un comentario