Páginas

jueves, 1 de junio de 2023

Comentario al Evangelio de la Santísima Trinidad (Ciclo A) –por Mons. João Clá Dias, EP

No basta la fe, es necesario dar testimonio

Creer significa aplicar en la propia vida aquello en que se creyó. Es indispensable, pues, que haya de nuestra parte esta creencia en Nuestro Señor Jesucristo, no de manera etérea, sino de acuerdo con el momento histórico actual. Y, como a lo largo de los siglos el mal se presenta bajo nuevos aspectos, tenemos la obligación de manifestar la fe en Cristo de modo conveniente a la situación que vivimos. En los primeros tiempos del cristianismo los fieles eran conducidos por el soplo del Espíritu Santo, al punto de estar dispuestos a entregar todo cuanto poseían, como se narra en los Hechos de los Apóstoles (cf. Hechos 2, 44-46).

Diversa fue la época de las persecuciones, en que los cristianos, embriagados por la idea de la Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo y abrasados de amor a Él, enfrentaban la muerte y dominaban los instintos de sociabilidad y de conservación, ambos muy arraigados en el alma. En la Edad Media, otra forma de adhesión llevó al hombre a transformar la vida social en una manifestación de la fe católica. A cada etapa histórica, por lo tanto, la fe produce nuevos y variados frutos de santidad, de fidelidad a la Cátedra de Pedro, y buscamos la sacralidad en todos los aspectos de la existencia pues sin las obras ella es muerta (cf. Tg 2, 17).

Nosotros también precisamos dar testimonio de esta virtud, adecuando a Jesucristo nuestras actitudes, mentalidad, inteligencia, voluntad, sensibilidad, en fin, todo aquello que somos y queremos ser. Al presenciar en el mundo actual el abandono de la fe y el cuasi completo desaparecimiento del fermento evangélico en las relaciones humanas, nos cabe alimentar una vigorosa piedad eucarística y mariana, al lado de la fidelidad a la Cátedra de Pedro, buscar la sacralidad en todos los aspectos de la existencia. En suma, debemos conformarnos al Divino Maestro, a fin de participar, ya en esta vida, del inefable convivio con las tres Personas Divinas. Este es el objetivo de la Liturgia de hoy: estimularnos a crecer en la devoción a la Santísima Trinidad y a corresponder a su inefable amor, realizando la voluntad del Padre, siguiendo las huellas del Hijo y correspondiendo con docilidad a las mociones del Espíritu Santo. 

Fuente: Monseñor João S. Clá Dias, EP in “Lo inédito sobre los Evangelios” Volumen I, Librería Editrice Vaticana.

Monseñor João S. Clá Dias, EP es fundador de los Heraldos del Evangelio.

Se autoriza su publicación citando la fuente.

----------------------------------------------------------

Lectura del santo evangelio según san Juan (3,16-18):

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario