¿Qué es más importante: amar a Dios o conocerlo? ¿Para salvarnos
basta la inteligencia? ¿O, al contrario, el amor excluye la aplicación de la
inteligencia?
![]() |
Algunas técnicas de caída libre tienen semejanzas con la vida espiritual. |
[…] ¿Conocer o amar?
Santo Tomás [16] demuestra que la inteligencia y la voluntad tienen movimientos contrarios: mientras la primera trae hacia sí el objeto conocido, la segunda vuela rumbo a la cosa amada. Al entender algo inferior a nosotros mismos, le damos un valor mayor al que en realidad tiene. Por ejemplo, cuando analizamos una vaquita de San Antonio y notamos las relaciones entre ella, el orden del universo y Dios, y desarrollamos una filosofía sobre ella, atribuyéndole cualidades que, absolutamente hablando, puede que no posea, la vaquita de San Antonio se enriquece en nuestra mente. Por el contrario, al intentar comprender qué es superior a nosotros, -un santo varón, un personaje lleno de sabiduría...-, terminamos por menospreciarlo, para que quepa en nuestro intelecto.