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domingo, 27 de diciembre de 2020

Comentario al Evangelio - Fiesta de la Sagrada Familia (domingo 27 de diciembre) por Monseñor João Clá Dias, EP


 […] III – En oposición a un mundo igualitario, el divino ejemplo de la obediencia.

A la luz de la doctrina que el Evangelio de la fiesta de la Sagrada Familia nos ofrece, la primera lectura (Edo 3, 3-7.14-17a) adquiere una perspectiva altísima: “Quien honra a su padre, alcanza el perdón de los pecados […]. Quien respeta a su madre es como alguien que acumula tesoros. […] la caridad hecha a tu padre no será olvidada, pero servirá para reparar tus pecados, y en la justicia, servirá para tu edificación” (Edo 3, 4-5.15-17a).

Sobresale, en este trecho, una regla de orden, de disciplina y de respeto que apasiona y emociona: en la familia existe una jerarquía perfecta creada por Dios; y esto no se aplica apenas a los padres carnales, sino también a toda autoridad, y sobre todo a la religiosa. Así, quien ama este principio es perdonado de sus pecados, pues esta reverencia tributada a los superiores es, en el fondo, un acto de religión y de culto a Dios, que le alcanza, en consecuencia, gracias estupendas.

Cuando cada uno de nosotros, en su estado, fuese llamado a obedecer, recuérdese del Niño Jesús: su camino aquí en la Tierra fue pasar, en el contexto familiar, treinta años de vida oculta y sumisa a San José y a María Santísima. Él, obviamente, no tenía culpas para reparar, pero rescataba, eso sí, las transgresiones de la humanidad.

Ahora bien, este “honra a tu padre”, del cual Jesús nos dio el ejemplo, es un dictamen que contunde profundamente la mentalidad liberal de nuestros días. La vía revolucionaria que el mundo contemporáneo predica es la de la rebelión contra toda autoridad, de sublevación ante cualquier mandato y la promoción del igualitarismo. Quien tiene este estado de espíritu no obtiene el “perdón de los pecados”, ni “acumula tesoros”.

Monseñor Joao Clá Dias, EP

Sí, somos todos iguales, pues tenemos cabeza, tronco y miembros, pero es una insensatez defender la existencia de la igualdad absoluta. ¡Dios no es tartamudo para crear dos seres repetidos! Al contrario, Dios es anti igualitario; Él ama la jerarquía y quiere una sociedad humana escalonada, de modo que unos dependan de los otros y consideren con alegría los aspectos por donde los demás son superiores a uno. Por lo tanto, si queremos un día vivir en la Sagrada Familia de la Santísima Trinidad en el Cielo, contemplando a Dios cara a cara, comprendamos que la senda de la obediencia, de la flexibilidad y de la sumisión vale más que todas las obras que podamos realizar.

Extractos de la versión en portugués: Festa da Sagrada Familia de Jesús, María e José

Se autoriza su publicación citando la fuente.

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