
Faltaría decir una palabra sobre un cuarto hijo que, aunque no esté mencionado explícitamente por el Divino Maestro, se discierne por contraste en su perfil moral. Éste habría oído con entusiasmo la invitación del Padre para trabajar en la viña y entregando su vida para, cultivándola, darle alegría. La parábola de hoy nos invita a seguir este ejemplo.
Antes que nada, el Padre tiene el pleno derecho
de mandar sobre su hijo. Siendo Dios mi Padre, sólo me ordenará lo que es
justo, razonable y factible. Ahora bien, su precepto es enteramente armónico
con mi senso del ser, o sea, amarlo, servirlo, cumplir sus mandamientos, huir
del pecado, desear la perfección, templar mis pasiones, etc. Para tal, Él
coloca a mi disposición los Sacramentos, la gracia, los Ángeles y hasta a su propia
Madre. En cualquier necesidad, me basta recurrir a Él: “En verdad les digo que,
si piden a mi Padre alguna cosa en mi nombre, Él los atenderá” (Juan 16, 23).
Examen de conciencia
Cabe aquí, entonces, una pregunta: en vista de
esta invitación, ¿cuál ha sido mi respuesta y mi conducta?
He aquí un excelente examen de conciencia para
este 26º Domingo del Tiempo Ordinario. Por lo demás, también nos podríamos
preguntar a cuáles de estos hijos [de la parábola] corresponde la humanidad en
su conjunto, en el actual marco histórico. ¿No será que constituye un ultraje
al Padre, nuestro Dios, rechazar colectivamente la invitación a recorrer las
vías de la inocencia y de la santidad? ¿No sería esto una verdadera insolencia?
Invitación al
arrepentimiento y a la gratitud
Poseedores, como somos del sentido del bien y
del mal, de la verdad y del error, de lo bello y de lo feo, como de todos los
auxilios y amparos sobrenaturales colocados a nuestra disposición, si damos las
espadas a la Majestad Suprema, ¿no sería lógico que interviniese Dios,
cobrándonos la correspondencia a tanta bondad y beneficios? Cuando tenemos la
desgracia de pecar, sabemos –hasta colectivamente- que sobrepasamos los límites
impuestos por Dios en su Ley. Nuestra conciencia nos acusa de esto.
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Monseñor Joao S. Clá Dias, EP |
Agradezcamos a Dios por habernos abierto los
ojos en la Liturgia de este domingo, dándonos el deseo de comprender mejor
nuestra presente vida espiritual, y por poner a nuestra disposición elementos
de peso para analizar a fondo los destinos de la presente era histórica.
(CLÁ DIAS EP, MONS. JOÃO S. in “Lo
inédito sobre los Evangelios” Vol .I Librería Editrice Vaticana).
Texto completo en portugués: Comentários ao Evangelho – 26º Domingo do Tempo Comum – Ano A – Mt 21, 28-32
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