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jueves, 24 de septiembre de 2020

Comentario al Evangelio - XXVI Domingo T.O. (domingo 27 de septiembre) por Mons. João S. Clá Dias, EP


[…] V – El cuarto hijo.

Faltaría decir una palabra sobre un cuarto hijo que, aunque no esté mencionado explícitamente por el Divino Maestro, se discierne por contraste en su perfil moral. Éste habría oído con entusiasmo la invitación del Padre para trabajar en la viña y entregando su vida para, cultivándola, darle alegría. La parábola de hoy nos invita a seguir este ejemplo.

Antes que nada, el Padre tiene el pleno derecho de mandar sobre su hijo. Siendo Dios mi Padre, sólo me ordenará lo que es justo, razonable y factible. Ahora bien, su precepto es enteramente armónico con mi senso del ser, o sea, amarlo, servirlo, cumplir sus mandamientos, huir del pecado, desear la perfección, templar mis pasiones, etc. Para tal, Él coloca a mi disposición los Sacramentos, la gracia, los Ángeles y hasta a su propia Madre. En cualquier necesidad, me basta recurrir a Él: “En verdad les digo que, si piden a mi Padre alguna cosa en mi nombre, Él los atenderá” (Juan 16, 23).

Examen de conciencia

Cabe aquí, entonces, una pregunta: en vista de esta invitación, ¿cuál ha sido mi respuesta y mi conducta?

He aquí un excelente examen de conciencia para este 26º Domingo del Tiempo Ordinario. Por lo demás, también nos podríamos preguntar a cuáles de estos hijos [de la parábola] corresponde la humanidad en su conjunto, en el actual marco histórico. ¿No será que constituye un ultraje al Padre, nuestro Dios, rechazar colectivamente la invitación a recorrer las vías de la inocencia y de la santidad? ¿No sería esto una verdadera insolencia?

Invitación al arrepentimiento y a la gratitud

Poseedores, como somos del sentido del bien y del mal, de la verdad y del error, de lo bello y de lo feo, como de todos los auxilios y amparos sobrenaturales colocados a nuestra disposición, si damos las espadas a la Majestad Suprema, ¿no sería lógico que interviniese Dios, cobrándonos la correspondencia a tanta bondad y beneficios? Cuando tenemos la desgracia de pecar, sabemos –hasta colectivamente- que sobrepasamos los límites impuestos por Dios en su Ley. Nuestra conciencia nos acusa de esto.

Monseñor Joao S. Clá Dias, EP

Agradezcamos a Dios por habernos abierto los ojos en la Liturgia de este domingo, dándonos el deseo de comprender mejor nuestra presente vida espiritual, y por poner a nuestra disposición elementos de peso para analizar a fondo los destinos de la presente era histórica.

(CLÁ DIAS EP,  MONS. JOÃO Sin “Lo inédito sobre los Evangelios” Vol .I Librería Editrice Vaticana).

Texto completo en portugués: Comentários ao Evangelho – 26º Domingo do Tempo Comum – Ano A – Mt 21, 28-32

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