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viernes, 17 de mayo de 2019

Comentarios al Evangelio V Domingo de Pascua (domingo 19 de mayo) –Ciclo C- por Mons. Joao S. Clá Dias, EP

[…] IV – Sufrimiento y amor: causas del premio final
Ante el panorama desplegado por el Evangelio de este 5º Domingo de Pascua, no podemos dejar de tener presente el fin a que nos conduce la noción sobrenatural del sufrimiento y del amor al prójimo llevado hasta la imitación de aquel que Nuestro Señor manifestó por nosotros. Este fin es indicado con mucha claridad en la segunda lectura, extraída del Apocalipsis: “Esta es la morada de Dios entre los hombres, Dios va a morar en medio de ellos. Y ellos serán su pueblo, y el propio Dios estará con ellos. Dios enjugará todas las lágrimas de sus ojos. La muerte no existirá más, y no habrá más luto, ni llanto, ni dolor, porque pasó lo que había antes" (21, 3-4).

San Juan indica, proféticamente, el lugar destinado a todos los que sigan las recomendaciones dadas por el Redentor, donde no existe más el dolor y donde la alegría es plena en la visión de Dios cara a cara. Delante de la eternidad feliz todo sufrimiento de esta tierra será nada, como escribió Santa Teresita: “¡cuando pienso que por un sufrimiento soportado con alegría amaremos mejor a Dios durante toda la eternidad!” [19] Sí, ni siquiera vamos a recordar las dificultades que tuvimos en este mundo, pues el estado de prueba habrá pasado como en un abrir y cerrar de ojos. Sólo quedará la bienaventuranza.
El beso de Judas, por el Giotto
No somos capaces de concebir cómo será la vida en la eternidad: tan llena de gozo que San Pablo, después de subir al tercer cielo, volvió sin conseguir expresar en términos humanos lo que Dios había preparado para los que lo aman (cfr. I Cor 2, 9), y de la cual San Juan Bosco, habiendo visitado en sueños la antecámara del Paraíso, regresó describiendo maravillas. [20] La convivencia con los Ángeles, con los Santos, con la Santísima Virgen y con Dios es lo que nos aguarda; pero para llegar a ese reino aceptemos con resignación todos los sufrimientos permitidos por la Providencia Divina para nuestro bien y amemos a nuestros hermanos con sincero afecto. No nos olvidemos que los dolores terminan en el momento de nuestra muerte, mientras que en el Cielo “la caridad jamás terminará” (I Cor, 13, 8).
(CLÁ DIAS EP, Mons. Joao Scognamiglio. In: “Lo inédito sobre los Evangelios” Vol. III, Librería Editrice Vaticana)
[19] SANTA TERESA DE LISIEUX. Carta 43b, a la Hna. Inés de Jesús. In: Obras Completas. Paço de Arcos: Carmelo, 1996, p.345.
[20] Cf. SÃO JOÃO BOSCO. Vestíbulo del Cielo. In: Biografía y escritos. Madrid: BAC, 1955, p.654-663

Texto completo: Comentários ao Evangelho V Domingo da Páscoa – Ano C -