[…] Jesús afirma su divinidad y es rechazado por
los fariseos
30 Yo y el Padre somos uno
Oigamos al P. Manuel de Tuya, OP, comentado este versículo: "Finalmente, Cristo, como garantía de ese poder salvífico que tiene para con sus ovejas, proclama su divinidad, diciendo: ‘Yo y el Padre somos una sola cosa’. Esta unidad entre el Padre y el Hijo se expresa directamente en el poder. Los poderes divinos del Padre son los del Hijo. No en el sentido de que la voz o el anuncio de un profeta es la voz o el anuncio de Dios. Precisamente los profetas de modo explícito hablaban en nombre de Dios, y eso no llamaba la atención a nadie. Pero en el presente caso la afirmación es absolutamente trascendente en la comunicación de poderes. Y, si existe esta comunidad o identidad de poderes, presupone esto una unidad e identidad de naturaleza. Por esto se hace visible el misterio divino de Cristo.
“Esta expresión encuentra su explicación en la ‘Oración sacerdotal’, en la que
Cristo pide al Padre que lo glorifique con la gloria que tuve junto a ti, antes
que el mundo fuese creado’ (Juan 17, 5), del mismo modo que en el Prólogo , en
el cual se enseña abiertamente que el Verbo, que se va a encarnar, 'era Dios'”
[12].30 Yo y el Padre somos uno
Oigamos al P. Manuel de Tuya, OP, comentado este versículo: "Finalmente, Cristo, como garantía de ese poder salvífico que tiene para con sus ovejas, proclama su divinidad, diciendo: ‘Yo y el Padre somos una sola cosa’. Esta unidad entre el Padre y el Hijo se expresa directamente en el poder. Los poderes divinos del Padre son los del Hijo. No en el sentido de que la voz o el anuncio de un profeta es la voz o el anuncio de Dios. Precisamente los profetas de modo explícito hablaban en nombre de Dios, y eso no llamaba la atención a nadie. Pero en el presente caso la afirmación es absolutamente trascendente en la comunicación de poderes. Y, si existe esta comunidad o identidad de poderes, presupone esto una unidad e identidad de naturaleza. Por esto se hace visible el misterio divino de Cristo.
Esta es la más osada, profunda y misteriosa afirmación hecha por Jesús al respecto de la comunidad de esencia entre Él y Dios: se trata de una unión metafísica insondable.
Los profetas que allí estaban deberían haberse mostrado fieles intérpretes de los profetas, humildemente abandonando sus egolátricos preconceptos nacionalistas y sus exóticas prácticas religiosas. Si ellos no endureciesen sus corazones, sino que se dejasen conmover por las maravillosas revelaciones del esperado Mesías –comprobadas por los numerosos y convincentes milagros hechos por Él-, por el don de la fe comprenderían y amarían a aquel Dios hecho Hombre y lo seguirían. Serían ovejas de su rebaño.
El Buen Pastor, es la figura principal del Evangelio de este domingo |
Muy contrariamente a la buena posición, quisieron los fariseos recoger piedras para matar a Jesús por tantos e insuperables dones que les ofrecía (Juan 10, 31). ¿Qué hará el mundo de hoy contra Cristo y su santa Iglesia frente a las dádivas que, a través de ellos, les promete Dios?
(CLÁ DIAS EP, Mons. Joao Scognamiglio. In: “Lo inédito sobre los Evangelios”, Vol. III Librería Editrice Vaticana)
[12] Biblia Comentada, BAC, 1964, V. II, pp. 1181-1182
Texto completo en: Comentários ao Evangelho IV Domingo da Pascua - Jo 10, 27-30- Ano C