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jueves, 27 de abril de 2023

Comentario al Evangelio del Domingo IV de Pascua (Ciclo A) por Mons. João Clá Dias, EP

"El Buen Pastor da la vida por sus ovejas."

El Buen Pastor ama hasta las ovejas más miserables -

Recordemos que Jesús ama tanto a sus ovejas, que Él desea darles la vida, a pesar de ser miserables. Y una vida tan exuberante que sobrepasa la muerte, merecida por el pecado de nuestros primeros padres y por los nuestros propios: “Donde abundó el pecado, superabundó la gracia” (Rom 5, 20). Si queremos ser grandes en la santidad, reconozcamos nuestra incapacidad para practicar la virtud, y atribuyendo a Dios todo el bien que hacemos, ofrezcámosle confiados, nuestra debilidad, porque el Buen Pastor se utiliza de esto para manifestar su poder, como Él le afirmó a San Pablo: “es en la debilidad que se revela totalmente mi fuerza” (II Cor 12, 9).

Mons. João Clá Dias, EP

La principal lección a ser recordada, en este 4º Domingo de Pascua, es que Jesús tiene por nosotros, un cariño que suplanta todos los afectos existentes sobre la faz de la Tierra. Él es tan supremamente nuestro Pastor,  que escogió sufrir los tormentos del Calvario para salvarnos. ¡Señal que nos ama hasta un límite inimaginable! Él desea nuestra santidad y nos cuida, como nos dice el Salmo Responsorial  (cf. Sl 22, 1.2c): "El Señor es el Pastor que me conduce, nada me falta”. Él es dueño de todos nosotros, ovejas, que el Padre le entregó y, desde que no queramos descarriarnos, no permitirá que seamos arrebatados de sus manos. Por esto, tengamos total confianza en Él, al acercarnos a la Confesión, seguros que Él perdonará nuestros pecados, si estamos arrepentidos. Pero, sobre todo, sepamos buscarlo en la Eucaristía, donde Él se ofrece en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad y nos prepara para recibir la vida en plenitud. Esto será cuando pasemos por la Puerta del redil y entremos al Cielo, donde veremos a Dios cara  a cara. Allí estaremos en la alegría del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, con una gloriosa participación en esa familia, que es la Santísima Trinidad, junto con la Santísima Virgen, los ángeles y los bienaventurados.

Fuente: Monseñor João S. Clá Dias, EP in “Lo inédito sobre los Evangelios” Volumen I, Librería Editrice Vaticana.

Monseñor João S. Clá Dias, EP es fundador de los Heraldos del Evangelio.

Se autoriza su publicación citando la fuente.

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Evangelio del Domingo IV de Pascua de la Resurrección del Señor según san Juan (10, 1-10):
EN aquel tiempo, dijo Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos.
El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».

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