El camino de la verdadera felicidad
La liturgia de este domingo nos invita a la alegría, mostrando el rumbo para alcanzarla. El contraste entre los protagonistas de la escena de hoy es notorio: mientras San Juan está en la cárcel y se somete a este padecimiento con plena resignación, animado por la felicidad de ser íntegro y cumplir su llamado, los discípulos se ven privados de esa felicidad por la envidia que los consume.
Similar amargura acompaña a Herodes Antipas, esclavizado por sus pasiones, como también a los fariseos que viven a la búsqueda de alabanzas e incienso, impulsados por la sed de gloria terrenal. Los propios apóstoles tampoco están enteramente felices en este período de la vida pública del Divino Maestro, pues esperaban un Mesías diferente al que tenían delante de sí.
Entonces, ¿dónde está la alegría? En la locura de la
Cruz. Nuestro Señor Jesucristo, no podía estar triste ni abrazar un camino de
depresión, y además, eligió el del Calvario para darnos el ejemplo e indicar
que la conquista de la felicidad comporta la adversidad y el dolor.
Recordémonos de su enseñanza: “Si alguien quiere venir conmigo, renuncie a sí
mismo, tome su cruz y sígame” (Mt 16, 24). La idea de que la felicidad excluye
el sufrimiento es infundada, ya que somos tendientes al mal por la caída de
nuestros primeros padres, el sufrimiento se tornó un elemento indispensable
para nuestra santificación.
En efecto, el problema del sufrimiento no está tanto
en aquello que lo ocasiona, sino en el modo como es soportado. Él existe en
todas las situaciones de la vida y pide de nuestra parte el ánimo que esta
Liturgia presenta, del cual María Santísima es modelo. Ella aceptó todos los
padecimientos que su Divino Hijo sufrió y se dispuso a colaborar con el
sacrificio redentor, pues quería la salvación de todos.
Nuestra finalidad es
pertenecer a Jesús
Hecho para pertenecer a Nuestro Señor Jesucristo, el
ser humano se realiza en la medida en que asume con seriedad su condición de
bautizado, miembro de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana, dando pasos
en la práctica de la virtud y en la búsqueda de la santidad. Cuánto más
avanzamos en esta vía, mayor es la alegría que nos invade, como el deseo de
progresar cada vez más.
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Mons. João Clá Dias, EP |
Fuente: Monseñor João S. Clá Dias, EP in “Lo inédito sobre los Evangelios” Volumen I, Librería Editrice
Vaticana.
Monseñor João S. Clá Dias, EP es fundador de los Heraldos del Evangelio.
Se autoriza su publicación citando la fuente.
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