
Faltaría decir una palabra sobre un cuarto hijo que, aunque no esté mencionado explícitamente por el Divino Maestro, se discierne por contraste en su perfil moral. Éste habría oído con entusiasmo la invitación del Padre para trabajar en la viña y entregando su vida para, cultivándola, darle alegría. La parábola de hoy nos invita a seguir este ejemplo.