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III – El secreto de la verdadera felicidad.
La
Liturgia de este domingo se aplica con más propiedad a las almas consagradas,
invitadas por el Divino Redentor a abandonar todo para seguirlo. Pero los
mismos principios, de radicalidad en la entrega y entera dedicación a las
responsabilidades inherentes al propio estado de vida, son aplicables a todos
los bautizados, sean los escogidos para el sacerdocio o la vida religiosa, sean
los llamados a constituir una familia y ejercer una profesión.
En cualquiera de estos casos, todos nosotros oímos en determinado momento, una
voz interior que nos dijo, con tono aterciopelado, pero imperativo: “Sígueme”.
Si aceptamos la divina invitación, quedaremos, a partir de ese momento,
amorosamente “confiscados” por Jesús. Pues nuestra vida le pertenece y nuestra
entrega a Él debe ser total.
El
demonio, criatura abyecta y envidiosa de la recompensa que nos está prometida,
muchas veces se ve incapaz de desviar a las almas elegidas del camino de la santidad.
En este caso, él las tienta a practicar la virtud con flojera y dirigir a
menudo las vistas hacia atrás, procurando inculcar en esas almas la ilusión de
que, así procediendo, para ellas la carga se volverá más ligera y el
sufrimiento, menor.
Nuestro
Señor no tolera la tibieza en sus seguidores. Quien vive en función del propio
interés, o ejecuta mal las labores en la viña del Señor, jamás podrá ser feliz.
En esta tierra, la verdadera alegría está solamente al alcance de aquellos que
se dedican por entero al cumplimiento de la propia misión.
Si
en determinada situación el peso de nuestras obligaciones nos hace tambalear,
dirijamos confiados los ojos hacia Nuestra Señora, con la seguridad de que Ella
nos protegerá y consolará. Y cuando llegue, finalmente, el día de ingresar en
las delicias eternas del Cielo, comprenderemos cuánto Ella y su Divino Hijo
están siempre al lado de quien dedica su vida a seguirlos de todo corazón.
(CLÁ DIAS EP, Monseñor João Scognamiglio in “Lo inédito sobre los Evangelios” Vol.
III, Librería Editrice Vaticana)
Texto completo en: Comentários ao Evangelho XIII Domingo do Tempo Comum – Ano C
Texto completo en: Comentários ao Evangelho XIII Domingo do Tempo Comum – Ano C