Páginas

jueves, 12 de agosto de 2021

Comentario a la Solemnidad de la Asunción de la Virgen (domingo 15 de agosto) por Mons. João Clá Dias, EP

 

Asunción de la Virgen – Como María, nadie más.

La Asunción de la Virgen a los Cielos en cuerpo y alma nos revela los frutos de la escucha fiel de la Palabra de Dios, que supo guardar en su corazón y poner en práctica.

[...] ¿Murió la Santísima Virgen?

Es sabido que en el Cielo se encuentran en cuerpo y alma Jesús, “el primogénito de entre los muertos” (Ap 1, 5), María, que como creatura puramente humana está mucho más cerca de nosotros, y, según una sólida línea teológica, también José. [4] Ignoramos si María murió o no, pues la Santa Iglesia hasta hoy se abstiene de precisarlo. Cuando Pío XII definió el dogma de la Asunción de la Virgen, eludió esa cuestión al incluir la siguiente fórmula en la constitución apostólica Munificentissimus Deus: “La inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial”. [5] Por lo tanto, no determina si pasó por el trance de la muerte, para resucitar enseguida o si, libre de ésta, subió al Cielo en cuerpo y alma, como hubiera ocurrido con la humanidad en el paraíso terrenal si nuestros primeros padres no hubieran desobedecido. Esa transición se debía a un privilegio por el cual, según Santo Tomás, el “cuerpo no era incorruptible por virtud propia, sino por una fuerza sobrenatural impresa en el alma que preservaba el cuerpo de corrupción mientras estuviese unida a Dios”. [6] Sin embargo, como consecuencia de la caída de Adán y Eva todos estamos sujetos a la muerte, e incluso el mismo Cristo quiso padecerla.

Ante esto surgen dos corrientes en la mariología: una sustenta que la Virgen no podría sufrir los dolores de la muerte, ya que había sido llamada a seguir a su divino Hijo en todo. Otros afirman que el Señor la habría librado de la muerte, como la libró también de la mancha del pecado. Puesto que la Iglesia no se ha pronunciado al respecto, se puede optar por una o por otra tendencia. De cualquier manera, Cristo llevó consigo al Cielo el Arca que dio origen a su humanidad santísima, como reza el salmo responsorial: “Levántate, Señor, ven a tu mansión, ven con el arca de tu poder” (Sal 131, 8).

Estas lecturas, que nos invitan a tener presente la figura de María el día de su Asunción, son propias para llenarnos de esperanza, porque también nosotros, aunque concebidos en el pecado, hemos sido creados con vistas a la resurrección y llamados a gozar un día de la gloria del Cielo, de esa sublime realidad que hoy contemplamos con los ojos de la fe. […]

III - Un camino abierto para la Humanidad

Los dos versículos del Evangelio de hoy nos presentan una invitación extraordinaria, mucho más importante que si fuéramos destinados a ser padre o madre de Jesucristo, nuestro Señor. A imitación de María debemos escuchar y cumplir la Palabra de Dios, que en nuestro caso significa atender al llamamiento universal a la santidad que todo bautizado recibe y ser completamente dóciles a lo que la Providencia inspiró en nuestros corazones. Estamos llamados a constituir las piedras vivas del edificio de la Santa Iglesia en el mundo actual, tan desvariado por el pecado e inundado de horrores; estamos llamados a abrazar la virtud y a levantar el estandarte de la fidelidad a la Iglesia de Cristo. Si así procedemos, seremos felices, tanto como cabe a nuestra naturaleza caída, como lo fue la Virgen María, guardando las debidas proporciones.

Mons. Joao S. Clá Dias, EP

La vocación del cristiano exige el cumplimiento íntegro de la moral católica, condensada en el Decálogo, e impresa en lo hondo de nuestra alma. Dios está todo el tiempo convocándonos a una entrega, un combate, un progreso, un paso adelante, para que realicemos durante nuestra existencia la profecía del Protoevangelio: “Pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y su descendencia” (Gén 3, 15). Nosotros somos, al poner en práctica la Palabra de Dios, esa descendencia en constante hostilidad con la descendencia de la serpiente. María Santísima, el Arca de la Nueva Alianza, Madre de Dios y Madre nuestra, en este día en el que se elevó gloriosamente a los Cielos en cuerpo y alma, anticipó la victoria final prevista en la maldición de la serpiente: “Esta [la mujer] te aplastará la cabeza” (Gén 3, 15). Una victoria triunfal que será completa en la resurrección de los muertos, al final de los tiempos, cuando el mal sea definitivamente derrotado en el Juicio universal, y el Hijo de Dios pronuncie la sentencia conclusiva: “Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el Reino preparado para vosotros desde la Creación del mundo” (Mt 25, 34).

4 Cf. SAN FRANCISCO DE SALES. Entretien XIX. Sur les vertus de Saint Joseph. In: OEuvres Complètes. Opuscules de spiritualité. Entretiens spirituels. 2ª ed. Paris: Louis Vivès, 1862, v. III, p. 546; LLAMERA, OP, Bonifacio. Teología de San José. Madrid: BAC, 1953, pp. 629-630.

5 PÍO XII. Munificentissimus Deus, nº 44.

6 SANTO TOMÁS DE AQUINO. Suma Teológica. I, q. 97, a. 1.

Fuente: Asunción de la Virgen – Como María, nadie más

[Monseñor João Scognamiglio Clá Dias, EP es fundador de los Heraldos del Evangelio]

Se autoriza su publicación citando la fuente.

=  =  =  =  =  =

👉 Contactar con los Heraldos en:

Email: heraldos@heraldos.org.uy

Whatsapp: https://bit.ly/33vPAzw

👉 Siga a los Heraldos del Evangelio – Uruguay en:

YouTube: https://www.youtube.com/heraldosdelevangeliouruguay

Facebook: https://www.facebook.com/heraldosuruguay

Instagram: https://www.instagram.com/heraldos_uruguay/

Twitter: https://twitter.com/heraldos_uy

Telegram: https://t.me/heraldosuy

Website: http://heraldos.org.uy

Soundcloud: https://soundcloud.com/heraldosuruguay 

Notas e Informaciones en Youtube: https://bit.ly/3wpl5rt

No hay comentarios:

Publicar un comentario