Los pocos versículos del Evangelio de la Solemnidad de la
Santísima Trinidad son de fácil comprensión y hacen dispensables largas
digresiones para profundizar su significado.
Pero es de capital importancia, para degustar mejor el relato de San Mateo en el final de su Evangelio, conocer exactamente las causas que llevaron a Jesús a afirmar a los apóstoles: “Toda autoridad me fue dada en el Cielo y en la Tierra”. O sea, por qué le cupo a Él, en calidad de Hijo del Hombre, dar a los apóstoles el poder oficial de enseñar a todas las naciones y bautizarlas en nombre de la Santísima Trinidad.