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jueves, 30 de septiembre de 2021

Comentario al Evangelio – Domingo XXVII del T.O. -Ciclo B- (domingo 3 de octubre) por Mons. João Clá Dias, EP

La inocencia, la eterna Ley…

Después de devolver al matrimonio a su pureza original, el Divino Maestro enseña que la inocencia debe regir al ser humano en cualquier estado de vida. […]

La fórmula para conquistar el Cielo

15 “En verdad os digo: quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él”. 16 Él abrazaba los niños y los bendecía, imponiéndoles las manos.

Entendamos esto: somos criaturas contingentes, ¡necesitamos de la ayuda de Dios! Es necesario ser "como un niño" para reconocer su voluntad y cumplirla: ya sea en el matrimonio, con la voluntad de armonizar con el cónyuge, o en el estado religioso, con el alma abierta a todo lo que viene de lo alto, a la manera de un niño dócil a las enseñanzas de sus padres.

viernes, 24 de septiembre de 2021

Comentario al Evangelio – Domingo XXVI del T.O. - Ciclo B- (domingo 26 de septiembre) por Mons. João S. Clá Dias, EP


¡Ay de quien escandalice!

El Divino Maestro nos muestra como no se puede hacer la mínima concesión al mal, porque para conquistar el Cielo es preciso ser íntegro en la práctica del bien. […]

IV – La obligación del buen ejemplo

La conclusión del Evangelio de este domingo nos lleva a comprender que, así como no podemos causar escándalo –sobre todo a los pequeños-, en sentido contrario, tenemos la obligación de edificar al prójimo. Y como reparación por los innumerables escándalos que observamos, debemos vivir dando buen ejemplo a todos, practicando el esfuerzo de hacer todo aquello que pueda tornarnos modelos de santidad para los que con nosotros conviven.

jueves, 16 de septiembre de 2021

Comentario al Evangelio – Domingo XXV del T.O. Ciclo B (domingo 19 de septiembre) por Mons. João S. Clá Dias, EP


El secreto del verdadero éxito.

El corazón humano anhela realizarse de un modo más brillante, pero las pasiones desordenadas lo llenan de vanas ilusiones. ¿Qué hacer? Jesús nos muestra el secreto para lograr el auténtico y duradero éxito.

 III – El camino más seguro al Cielo

El Evangelio de este vigésimo quinto domingo del Tiempo Ordinario constituye un enorme desafío para cada fiel. Las enseñanzas del divino Maestro, en palabras y gestos, nos indican el camino de la inocencia y de la humildad como vía privilegiada para acceder al Paraíso celestial. Sin embargo, hacernos como niños, sin pretensiones y del todo serviciales, puede parecer un ideal cándido y fácil, pero no lo es.

viernes, 10 de septiembre de 2021

Comentario al Evangelio – Domingo XXIV del T.O. Ciclo B (domingo 12 de septiembre) por Mons. João Clá Dias, EP


¿Salvar o perder la vida?

Preparando los Apóstoles para lo que vendría, Jesús les revela simultáneamente su divinidad y su próxima Pasión. Las reacciones de Pedro les valieron el elogio y el reproche del Señor, y el episodio termina con Jesús invitándonos a seguirlo: “Tome su cruz”. […]

IV – Las condiciones para seguir a Cristo

36 Entonces llamó la multitud con sus discípulos y dijo: “Si alguien me quiere seguir, renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga. 35 Pues, quien quiera salvar su vida, va a perderla; pero quien pierda su vida por causa de mí y del Evangelio la salvará”.

viernes, 3 de septiembre de 2021

Comentario al Evangelio – Domingo XXIII del T.O. (domingo 5 de septiembre) por Monseñor João S. Clá Dias, EP


Una sordera peor que la sordera física.

El milagro de la cura del sordomudo nos alerta contra la peligrosa perspectiva de una sordera mucho peor que la física: el cierre de nuestras almas a la voz de Dios. […]

El remedio: aproximarnos a Él

A esta altura nos preguntamos: “¿Cuál es el remedio para eso?” Lo encontramos en el Evangelio de este domingo 5 de septiembre: el sordomudo es presentado a Jesús, pues sólo el poder de Dios es capaz de sanar a quien llega al estado de sordera y de mutismo espiritual. Por tanto, no se trata de huir de Él, sino de buscarlo. A aquel, Nuestro Señor lo llevó aparte. Detalle simbólico, porque en medio del tumulto del mundo, de las atracciones de la sensibilidad y de las ilusiones del demonio, es imposible para un sordo darse cuenta de su situación espiritual. Por eso, es necesario sacarlo de ocupaciones moralmente peligrosas, apartarlo de las malas relaciones, llevarlo a desprenderse de todo lo que lo aleja de Dios. Es decir, la primera condición para la curación es unirse a Dios y apartarse del mundo.

Para perseverar frente la decadencia moral de la sociedad contemporánea, es indispensable no abandonar nunca la mano extendida de Cristo y pedir que el dedo divino, símbolo de su poder, sea puesto en nuestros oídos. Además, pidamos una infusión de la sabiduría de Nuestro Señor, representada por su saliva, porque sin ella sería inútil recuperar la audición y el habla.

Jesús nos toca, a través de los Sacramentos. ¡Si Él curó con la saliva, imaginemos cual no será el efecto de la Eucaristía –que es Él en substancia-, si la recibimos con fe y apertura de alma!

¡Recuperada la voz, hablemos de Él para todos!

Finalmente, no nos olvidemos que Él, “mirando hacia el Cielo, suspiró”. Es la manifestación de su deseo de que tengamos nuestros ojos continuamente elevados. ¡Sólo así –a la orden de Él, “¡Efetá!”- es que los oídos se abren y la lengua se suelta para comenzar a hablar sin dificultad! Como aquellos que presenciaron el portentoso milagro del Evangelio, debemos salir difundiendo sus maravillas para poner al mundo entero al tanto de la misericordia usada para con nosotros, como la mejor manera de reparar nuestras faltas y ser agradecidos con Aquel que nos sanó. Sobre todo, nunca guardemos en el fondo del alma lazos con la fuente de nuestras maldades y con ocasiones que nos llevan a pecar.

Que la Santísima Virgen nos obtenga la gracia de no caer nunca en el terrible defecto de guardar silencio sobre las cosas de la Fe, y aun cuando tengamos que ocuparnos de asuntos secundarios de nuestras obligaciones, hagámoslo siempre con deseos de pronto volver a horizontes más elevados y sublimes.

Fuente: Comentário ao Evangelho 23º Domingo do Tempo Comum – Ano B – por Mons. João Clá Dias

[Monseñor João Scognamiglio Clá Dias, EP es fundador de los Heraldos del Evangelio]

Se autoriza su publicación citando la fuente.

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