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sábado, 30 de septiembre de 2023

Comentario al Evangelio –Domingo XXVI del Tiempo durante el Año (Ciclo A) por Mons. João Clá Dias, EP

 

El cuarto hijo

Faltaría decir una palabra sobre un cuarto hijo que, aunque no esté mencionado explícitamente por el Divino Maestro, se discierne por contraste en su perfil moral. Éste habría oído con entusiasmo la invitación del Padre para trabajar en la viña y entregando su vida para, cultivándola, darle alegría. La parábola de hoy nos invita a seguir este ejemplo.

Antes que nada, el Padre tiene el pleno derecho de mandar sobre su hijo. Siendo Dios mi Padre, sólo me ordenará lo que es justo, razonable y factible. Ahora bien, su precepto es enteramente armónico con mi senso del ser, o sea, amarlo, servirlo, cumplir sus mandamientos, huir del pecado, desear la perfección, templar mis pasiones, etc. Para tal, Él coloca a mi disposición los Sacramentos, la gracia, los Ángeles y hasta a su propia Madre. En cualquier necesidad, me basta recurrir a Él: “En verdad les digo que, si piden a mi Padre alguna cosa en mi nombre, Él los atenderá” (Juan 16, 23).

Examen de conciencia

Cabe aquí, entonces, una pregunta: en vista de esta invitación, ¿cuál ha sido mi respuesta y mi conducta?

He aquí un excelente examen de conciencia para este 26º Domingo del Tiempo Ordinario. Por lo demás, también nos podríamos preguntar a cuáles de estos hijos [de la parábola] corresponde la humanidad en su conjunto, en el actual marco histórico. ¿No será que constituye un ultraje al Padre, nuestro Dios, rechazar colectivamente la invitación a recorrer las vías de la inocencia y de la santidad? ¿No sería esto una verdadera insolencia?

Invitación al arrepentimiento y a la gratitud

Poseedores, como somos del sentido del bien y del mal, de la verdad y del error, de lo bello y de lo feo, como de todos los auxilios y amparos sobrenaturales colocados a nuestra disposición, si damos las espadas a la Majestad Suprema, ¿no sería lógico que interviniese Dios, cobrándonos la correspondencia a tanta bondad y beneficios? Cuando tenemos la desgracia de pecar, sabemos –hasta colectivamente- que sobrepasamos los límites impuestos por Dios en su Ley. Nuestra conciencia nos acusa de esto.

Fuente: Monseñor João S. Clá Dias, EP in “Lo inédito sobre los Evangelios” Volumen I, Librería Editrice Vaticana.

Monseñor João S. Clá Dias, EP es fundador de los Heraldos del Evangelio.

Se autoriza su publicación citando la fuente.

1 comentario:

  1. Palavras santas e justas, é um pecado coletivo, só nós queda a bondadosa e generosa intervenção de Deus.

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